Reflexiones

Al inicio de éste mes de octubre, producto de la cantidad de información proporcionada y recibida por las diferentes redes y grupos, tuvimos oportunidad de recordar a nuestros camaradas que nos antecedieron al otro mundo en sendos accidentes.

Los que tuvo el Grupo, los ocurridos en Carrasco por la Aviación Civil, el accidente en la cordillera de los Andes, todos impactantes y que nunca olvidaremos.

Al armar la página en sus diferentes versiones, he tratado de catalogar los espacios con: *autoridades; *historia de la Unidad original y la del “simbólico” desde su creación, sus bases, aviones y sus sistemas, despliegues, maniobras, polígonos; *noticias de actualidad ocurridas en el mundo, reuniones, entrevistas, conferencias, artículos profesionales, etcétera.

Hace tiempo también, tratando de exaltar a nuestras personalidades y en particular a quienes dieron su vida cumpliendo la misión y sobre todo, enseñándonos a no cometer nuevamente errores, comencé a extractar las investigaciones de accidentes ocurridos a pilotos y aeronaves del Grupo de Aviación N°2 (Caza).

Pese a l intento, solo pudimos recolectar los primeros ocurridos a un AT-6 de Murguía y Schneider, y los primeros de los F-51, donde el FAU 269 con Cufré al mando tiene un percance con el tren de aterrizaje. Más tarde en el año, otra vez Cufré aterriza con tren arriba.

Al otro año y en octubre Yates en el FAU 251 impacta contra el suelo en una arremetida. El FAU 252 con Thomasset integrando una escuadrilla de regreso del polígono de tiro también impacta contra las aguas del lago del Rincón del Bonete.

Y por último, pude relatar la colisión entre aviones rodando en planchas entre un F-51 con un AT-6.

Ahora, lo más impactante, por lo menos para los más contemporáneos, fue el de los A-37 en formación nocturna y la colisión en vuelo mientras reunía una sección de vuelo, que también fueron en octubre. Pero, inexorablemente nos vino a la memoria otros también terribles que coincidentemente también, fueron en las mismas fechas salteados solo por los años.

Se acuerdan a Amengual y Camps en Carrasco invertidos e impactando sobre el lago de las cercanías? Y he de ahí, que siempre mencionábamos y recomendábamos a los pilotos que redoblaran la precaución, porque aparentemente después de un arduo año, y muchas veces con muchas carencias de insumos, horas de vuelo, material, y un arduo y exigente entrenamiento, uno aflojaba un poco las tensiones, y confiados, podía tomarnos desprevenidos y sobre viniera un accidente.

Y así fue como decía con el accidente de los A-37 cumpliéndose una misión nocturna en formación, o la colisión al querer reunir una sección de tres aviones y tener que eyectarse algunos de sus pilotos, excepto un invitado (meteorólogo) que perdió la vida.

Y si observamos las fechas, invariablemente prácticamente todos ocurren en dicha fecha y en situaciones similares de entrenamiento que siempre nos llevaban a querer hacer más, “estirando la piola”, hasta que a veces ésta se rompe.

La cuestión, entre comentarios y aportes, que comenzaron a surgir otras historias dignas de recordar, como la muerte de Tello en otra misión de entrenamiento.

Eran F-51 liderados por Samarello, Orique, Tello y Cabrera, que cumpliendo una misión de navegación en altura hasta Rivera desde Carrasco (a no más de nivel 100, porque no había oxígeno), regresaban después a mínima altura hasta Melo y Chuy.

Ahí, Tello pasa de guía ya que estaba cumpliendo lección de Comandante de Sección/ Escuadrilla a medida que subían y bajan las estribaciones del terreno rumbo a Carrasco, la hélice del avión toca el suelo dos o tres veces, hasta que explota e impacta el terreno.

El resto regresa a la base, y posteriormente Cufré en un T-6 puede aterrizar y rescatar el cuerpo del piloto fallecido.

Como ven son historias que me veo comprometido a escribir y postergar en el tiempo como un valioso tesoro de lo que significó todas esas pérdidas a cada uno de nosotros y las generaciones actuales y futuras.

Ojalá quienes nos suceden continúen en esa senda de preservar nuestro acervo profesional y el espíritu que siempre nos caracterizó como Unidad de Combate de la Fuerza Aérea Uruguaya.

Edgardo Raúl Menéndez

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